Es el símbolo de la pureza y de la sostenibilidad. Más que una gota de agua parece un trozo de pan. Se trata de la mascota de la Expo, la gota de agua bautizada por votación popular con el nombre de Fluvi, a la que la sociedad pública Expoagua ha adornado con todo tipo de virtudes de cara a su lanzamiento a su estrellato mediático como protagonista de una serie de dibujos animados.
Su cuerpo, gelatinoso y semitraslúcido, es conocido por todos gracias a su presencia permanente en el centro de visitantes de la Expo, en la oficina de plaza España y, desde hace unos días, en una de las azoteas de la sede central de Ibercaja. Sin embargo, pocos saben que tiene el poder de «purificar, limpiar y nutrir». Su creador, Sergi López, la calificó como una gota del Ebro «simpática y femenina», pero desde que fuera presentada en sociedad hace un año se ha convertido en una criatura «inocente, generosa y bondadosa».
Sus poderes son mágicos porque por donde pasa «deja pisadas que nutren, fertilizan y dan vida». Cuando sus movimientos son rápidos, deja caer gotas de agua.
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